Encarcelados y guardias de las prisiones de la Nación podrán disfrutar de
cursos de relajación y respiración dictados por la fundación El Arte de Vivir
para mejorar la convivencia en las unidades penitenciarias.
Por Werner Pertot
Según un informe de mayo de este año de la Defensoría del Pueblo
de la Nación ,
existe un 14,5 por ciento de superpoblación sobre los 63 mil presos, de los que
sólo el 39 por ciento tiene condena efectiva. El informe señala que en el penal
de Villa Devoto hay tres duchas para 254 detenidos. Ante este panorama, la
fundación –que hace los cursos ad honorem para los presos– promete resultados a
partir de “las técnicas de respiración, que liberan del sistema nervioso los
efectos acumulados del estrés y ayudan a los participantes a manejar las
emociones negativas”, según figura en su página web, donde detalla que sus
cursos se han probado en cárceles de distintas partes del mundo, como Kosovo,
Estados Unidos o la India ,
donde “más de 1.200.000 reclusos pasaron por el programa Prison Smart. En Tihar
Jail, la cárcel más grande de Asia, cerca de 4400 convictos se han beneficiado
con este programa”.
“Desarrollado por Sri Sri Ravi Shankar, el Sudarshan Kriya®
–piedra angular del curso– es un poderoso proceso que purifica y rejuvenece
tanto la mente como el cuerpo y permite despojarse de las capas de tensión que
llevamos acumuladas”, ofrece con un tono similar al de las propagandas de
Sprayette.
En la
Argentina , asegura que entre cinco mil y seis mil detenidos
practican sus cursos desde 2003 en cárceles provinciales, como la Unidad 3 de Rosario, la 24
de Florencio Varela y la cárcel de mujeres de Hornos en La Plata. Según la
fundación, algunos de los resultados son:
- “Capacidad para aceptar la responsabilidad de sus actos
pasados.”
- “Mejora la autoestima y el control sobre sí mismos.”
- “Capacidad para manejar conflictos y situaciones estresantes
sin violencia.”
- “Mejora el comportamiento del sueño.”
La página web también publica cartas de presos, que
supuestamente prueban la efectividad del método en las distintas prisiones. Por
ejemplo, Sandra, una detenida de Hornos, explicaba que “nadie me había hecho
sentir como me hicieron sentir las personas del Arte de Vivir” y Martín, de
Florencio Varela, comentaba que “sentí una re-presencia, re-espiritual. Siento
un calor en todo el cuerpo, después de la respiración sanadora”.
“Las respiraciones lograron cosas impresionantes en mí. Para
empezar, yo antes del curso y desde que perdí a mi mamá necesitaba las
pastillas para poder dormir. Pero cuando hice mi primera respiración de la
victoria en mi celda, pude dormir sin necesidad de pastillas”, asegura Diego,
del penal del Florencio Varela, luego de pasar por los cursos. Por último,
César, de la cárcel de Rosario, dice: “Quisiera agradecerles por este rato de
cariño. Lo que ustedes hacen hoy modifica las vidas, y así como una gran
célula, un día va a llegar a todos, porque estamos unidos por el aire que
compartimos”.
Iribarne firmó un convenio para extender los cursos de
respiración que se dictaban en las cárceles provinciales a las del Servicio
Penitenciario Federal. “Todavía hay que ver en qué cárceles se dictarán. Ellos
plantean que en una prisión, donde hay violencia, hay un cúmulo de estrés
importante y estas técnicas lo que hacen es relajarlos. Tienen un programa
(Prison Smart), que supuestamente contribuyó a bajar esos niveles de violencia
en otros países. Supongo que con pequeños grupos puede funcionar”, comentó a
este diario un allegado del ministro.
“Son técnicas de respiración, sin dogma ni religión. Puedes
ser budista o bailarina en un cabaret, que es lo mismo, mientras puedas
mejorar. Son técnicas milenarias. Es como la luz eléctrica. La inventó Edison,
pero las utilizan todos”, describió Goyoaga, quien aclaró que los cursos se dan
a presos y penitenciarios por separado. “En países desarrollados, se dan
juntos”, añadió.
“Con la
Policía Federal también vamos a trabajar, pero todavía no se
ha firmado el convenio. Creemos que es necesario por el nivel de estrés que
viven los policías y sus familias”, indicó Goyoaga, quien estimó que reducirá
los asesinatos de gatillo fácil. “Un policía que no está estresado y cuya mente
no está disparada va a pensar las consecuencias antes de apretar el gatillo”,
se esperanzó. Desde el Ministerio del Interior desmintieron que los cursos se
vayan a extender a la policía. En tanto, la Coordinadora contra la Represión Policial
e Institucional (Correpi) criticó el convenio con Ravi Shankar y se planteó en
su informe periódico un “interrogante budista-policial”: “¿Será que Iribarne y
(el ministro del Interior) Aníbal Fernández creen que guardiacárceles y
policías pueden mejorar algo con la meditación budista?”.